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PRODUCIR MI PROPIA COMPUTADORA $\qquad$ (aunque no sirva)

Hacia el final de la época de los 60's, se perciben las primeras manifestaciones de la ruptura que ocurrió en el orden de la vida mundial. Los medios masivos de información centraron la atención en aspectos parciales como la protesta contra la guerra de Vietnam, el cuestionamiento a las tradiciones y valores sociales, el uso masivo de drogas entre los jóvenes, el rechazo al cumplimiento del servicio militar o a la violencia callejera. Sin embargo, no todos los aspectos de esta ruptura fueron sensacionales; hubo otros un tanto ignorados que apuntaron hacia profundos procesos de transformación a largo plazo.


Algunos universitarios inquietos se entrenaron en el uso de las computadoras en sus cursos, auxiliados con numerosos lenguajes de programación, entre los que destacaba señaladamente BASIC. En el medio extrauniversitario enfrentaron un ambiente en el que las computadoras estaban fuera de su alcance, tanto por sus precios como por las formas limitantes de administración y control del uso de los equipos.


Las computadoras alcanzaban precios de diez mil a varios millones de dólares. Al usuario se le cuantificaba -para así cobrarle- el tiempo del procesador central, el tiempo de terminal, la cantidad de líneas impresas, el uso del espacio en disco y hasta por almacenar sus tarjetas y cintas magnéticas.


Un centro donde se sublima esta inquietud, es la bahía de San Francisco en California, en donde se acuña la consigna: ``producir mi propia computadora'' (aunque no sirva). En este contexto, aparecen personalidades como Ted Nelson, un fuerte y a veces irracional impugnador de las políticas de servicio de IBM, Steve Wozniak, Steven Jobs y Lee Felsenstein, entre otros que se enamoran de esta idea y trabajaron para lograrla.


Este propósito no se hubiese consumado sin el acceso a los novedosos y relativamente baratos microprocesadores.


Un incidente tecnológico-comercial catalizó la disponibilidad del 8080. La historia refiere que la Datapoint, una empresa fabricante de equipo periférico para computadoras, solicitó a Intel y a la TI la elaboración de circuitos de propósito específico con el afán de mejorar y abaratar la fabricación de sus terminales de video. Por otra parte, una empresa japonesa productora de calculadoras electrónicas, suscribió una petición similar, también con el propósito de simplificar su línea de producción.


La TI no atendió la solicitud, pero por su parte, Intel elaboró, con el diseño de Ted Hoff, el 8080, que resultó ser un circuito de propósito general demasiado flexible y elegante, que desde el punto de vista de la lógica y las matemáticas, resultó completo.


El 8080 resultó ser una arquitectura clásica como lo fueron las computadoras PDP-8 y PDP-11, fue demasiado general para las necesidades específicas de Datapoint y paradójicamente, demasiado lento: la velocidad de operación no resultó apropiada para realizar el despliegue de la pantalla de acuerdo con los estándares comerciales y por ésto, fue rechazado por Datapoint.


Este excelente circuito no se comercializó con los propósitos iniciales por lo que Intel lo promovió al mejor postor. Como el circuito no fue resultado de un proyecto militar específico, en este ámbito tampoco llamó la atención sobre sus posibilidades. El mercado que mayor impacto recibió por sus bajos costos, fue el civil.


El inesperado éxito en las ventas permitió a Intel reducir el precio original de 600 dólares a 100 dólares y posteriormente a 25 dólares. Sobra decir que quienes lo compraron estaban en la posibilidad de construir su propia computadora. Aquí inciden los anhelos y la creatividad de aquellas personalidades inquietas, que de inmediato percibieron las posibilidades y estimulados más por éstas que por los primeros resultados, trabajaron en forma decidida hasta consumar su ambición.



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Microcomputadoras
2000-12-12