Las formas en que se ha manejado la información a través de la historia, configuran maneras diferentes de vida y relaciones diferentes entre el conocimiento y la práctica. Cuando la memoria individual era el principal almacén de la información, ésta se transmitía en forma oral pero principalmente, a través del ejemplo. Una forma objetiva para la transmisión de la información trascendental y genérica, se produjo con el uso de la inscripción y de los diferentes elementos estructurales en las construcciones monumentales de la mayoría de la culturas antiguas.
El desarrollo de la imprenta y la producción masiva de libros, desplazaron
a esas antiguas formas de transmisión de información, pero no sólo eso, también
sepultaron en el olvido muchos de los conocimientos que en la actualidad
llamaríamos ecológicos.
En nuestros días el uso de las computadoras nos coloca en el umbral de una
nueva época en la que puede ser posible el manejo útil y racional de considerables
volúmenes de información. El mundo del libro separó el ejemplo vivo de
la enseñanza escolar, aceleró el aumento de la cantidad de información
disponible, pero la inmovilizó en bibliotecas y archivos y produjo la
especialización de la actividad intelectual en disciplinas científicas de lo particular.
La computadora es un accesorio que nos permite volver a poner en movimiento
ese acervo de información sin necesidad de agobiar nuestra memoria. El empleo
de la computadora y el desarrollo de la programación tanto básica como de uso,
debe ser común para cualquier persona como el empleo de las calculadoras
electrónicas o el teléfono, con mayor razón, para los universitarios.
Con este apoyo, será posible devolver el sentido original a la tarea del pedagogo, que consiste en enseñar actuando, es decir, enseñar a investigar, investigando.