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Es bien sabido que en la práctica no se han encontrado monopolos
magnéticos, aunque se han realizado múltiples investigaciones
para observarlos experimentalmente [24].
Macroscópicamente puede tenerse una aproximación tomando como
campo de monopolo el producido por una barra imantada muy larga
pero esa es solamente una aproximación, porque acercándonos
mucho hasta llegar al nivel atómico lo que en realidad se
observa son pequeños dipolos. Se han buscado una gran cantidad
de sistemas (átomos, moléculas, partículas elementales,
lodo del fondo del mar, piedras de la Luna, imanes de aceleradores
viejos etc.).
Se sabe también que los campos magnéticos son producidos por
cargas en movimiento y lo más elemental que puede producirse son
dipolos; el espin del electrón y de otras partículas
elementales tienen propiedades que pueden interpretarse en ese
sentido. Sin embargo, en la teoría no hay nada en contra de
la posibilidad de que existan esta clase de monopolos. Las
ecuaciones de Maxwell no lo impiden. No hay ninguna evidencia de
que no existan aparte del hecho de que no han sido observados.
El primer trabajo que se conoce sobre el movimiento en un campo
monopolar es un artículo del físico Noruego Birkeland
(1890) [4]. Su investigación estaba orientada con el
objeto de estudiar el efecto conocido como ``aurora boreal.'' En
dicho estudio se construyó un aparato que describimos a
continuación:
Se tiene una caja de hierro con ventanas laterales y en cuyo
interior pueden introducirse gases a muy baja presión, la idea
es que puedan colocarse objetos magnéticos en el interior de la
caja, suspendiéndolos de alguna manera. Entre los objetos que se
introducían se tenía una esfera de material que
tiene propiedades magnéticas. Dicha esfera constituye un modelo
de la Tierra con todo y su campo magnético, y es conocido como
``Terrella''. En una de las paredes se coloca un cañón de
electrones que son disparados hacia la esfera; debido a que hay un
gas a baja presión pueden observarse las trayectorias de dichos
electrones. El efecto es semejante al que se tiene cuando llegan
partículas desde el sol y entran al campo magnético
terrestre produciendo auroras boreales.
Figure 1.14:
Terrella
|
Entre otras cosas, se introdujo uno de los extremos de cierta
barra magnetizada muy larga, observándose que los rayos
catódicos (no se hablaba todavía de electrones) eran
atraidos hacia ese extremo, estrellándose en él.
Birkeland escribió una breve nota en su artículo diciendo que
había encontrado un nuevo tipo de fuerza entre imanes y rayos
catódicos.
Hubo una respuesta de Poincaré (1898) señalando que el
fenómeno observado por Birkeland no se debe a ninguna fuerza
desconocida si no que es precisamente lo que debe esperarse si se
supone que los rayos catódicos están formados por
partículas cargadas o por corrientes, que como sabemos, se
mueven de acuerdo con la ley de Lorentz.
Fue Poincaré quien solucionó las ecuaciones de movimiento para
una partícula sometida a la influencia de un monopolo
magnético. El resultado es interesante, la partícula se
mueve sobre la superficie de un cono circular recto cuyo vértice
está colocado precisamente en el monopolo y su eje queda
determinado por las condiciones iniciales del movimiento. Cada
partícula tiene su propio cono, de modo que su movimiento
ocurre siempre sobre dicha superficie.
La región de convergencia de las trayectorias va a depender de
las condiciones iniciales, (velocidad, carga, etc.,). Si la
velocidad es muy grande, la partícula va a girar muy poco
siguiendo trayectorias casi rectas hasta llegar muy cerca del
polo, regresando para alejarse nuevamente. Algo de ese estilo
observó Birkeland sin tener oportunidad de observar las
diferentes posibilidades. Lo importante es que los electrones
siempre se acercan al centro, no importando que éste sea norte o
sur; entonces parece tenerse un potencial atractivo independiente
del signo que tenga el polo.
Desarrollando las ecuaciones de movimiento, se encuentra que la
trayectoria es una geodésica; sabemos que el cono es una
superficie que rueda perfectamente sobre un plano, entonces puede
ser desenvuelto en una superficie plana, de tal modo que una
línea sobre el cono se convierte en una línea sobre el
plano, solo que la circunferencia del cono no va a ser
precisamente una circunferencia sobre el plano. Así, la
trayectoria de una partícula sobre la superficie del cono, al
desenvolverse sobre un plano se convierte en una recta. La
partícula llega, se acerca hasta cierto límite y después
se aleja nuevamente; a este efecto se le conoce como espejo
magnético [25]. Este efecto es precisamente para el
monopolo pero tiene validez para cualquier otro tipo de campo
magnético en el sentido de que siempre que la partícula
entra en una región en que las líneas del campo convergen
se presenta un movimiento de este tipo. Cuando existe un dipolo, a
primera aproximación giran las partículas alrededor de las
líneas de fuerza; en realidad; hay tres posibilidades: la
primera es aquella en que la partícula llega muy lejos del
sistema, forma una espiral con mínimo acercamiento y se aleja
nuevamente; este acercamiento puede o no ser mayor que el radio
terrestre (cuando se trata del campo magnético de la Tierra) y
permite saber si un rayo cósmico alcanzará la superficie de la
Tierra o si llega a chocar con algunos átomos de la atmósfera
dando lugar a fenómenos como el de las auroras.
La segunda consiste en que las partículas al reflejarse en un
polo se dirigen hacia el otro, volviendo a reflejarse, resultando
por consiguiente un movimiento oscilatorio entre los dos polos;
esto da lugar a cinturones de radiación (bandas de Van Allen).
El fenómeno es complicado porque esas trayectorias son
típicas de partículas cargadas de origen solar, lo que se
conoce precisamente como ``viento solar''. El viento solar
distorsiona de diversas maneras el campo magnético terrestre.
Las partículas permanecen atrapadas durante algún tiempo en
dicho campo y después escapan de su influencia. Cuando este
fenómeno se presenta con gran intensidad ocurren cosas muy
extrañas tales como la perturbación (o interrupción ) de las
señales de radio.
La tercera posibilidad consiste en una precesión del movimiento,
con ciertas constantes características (carga de la
partícula, campo magnético de la tierra, etc.).
El tiempo en que se desarrolla cada uno de los procesos que hemos
descrito se conoce como ``tiempo característico". En la
Figura 1.15, ilustramos los tres casos anteriores.
Figure 1.15:
sumbido
|
Cuando se consideran velocidades relativistas, el tiempo
caracerístico es de fracciones de segundo en el primer caso y de
horas para el segundo caso. En el tercer caso este tiempo puede ser de
semanas y aún de meses.
Un estudio bastante amplio acerca del movimiento de partículas
cargadas en el campo magnético terrestre fué elaborado por
Störmer [5] quien discute con todo detalle las
diferentes posibilidades. sin embargo, para dicho problema, las
ecuaciones diferenciales tampoco son resueltas en general. Hay
tambien contribuciones de Sandoval Vallarta, Alfvén y otros pero
el problema no ha llegado a resolverse completamente. Casi todos
los tratamientos han sido hechos utilizando coordenadas
cartesianas y recientemente Martin Brown [6] ha publicado
un artículo donde utiliza coordenadas cilíndricas y usando
una formulación hamiltoniana, casi todos los tratamientos
abordan el problema partiendo de las ecuaciones de Newton.
Acerca del problema de dos centros, podemos decir que ha sido
tratado por diferentes autores, puede verse el libro de
Whittaker [7], para el caso gravitacional; hay una
discusión en el libro de Max Born [14], pero en el libro
de L. A. Pars [8] hay un tratamiento más amplio sobre este
problema; pero el estudio más completo de que tenemos noticia,
lo constituyen los trabajos de Tallqvist [9], donde se
aborda con todo detalle las diferentes posibilidades. Sin embargo,
el problema hasta cierto punto queda explicado cualitativamente
porque casi siempre se necesita resolver un polinomio de cuarto
grado y no hay una teoría que nos pueda prestar información
completa sobre la naturaleza de sus raíces.
Nosotros también hemos tenido que dar la vuelta al problema por
las mismas razones, a eso se debe el método que se discute a
partir de la página 14; más adelante se estudia con mayor
cuidado ese método.
Hemos discutido el problema, se han encontrado expresiones para la
energía, los momentos, además, se tienen las ecuaciones
diferenciales para el movimiento. Nos corresponde ahora integrar
dichas ecuaciones y en el siguiente capítulo discutiremos el
método de integración.
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Pedro Hernandez
2006-02-20