Como se desprende de su título, el objeto del presente trabajo es el estudio de las características esenciales del movimiento de una partícula con carga eléctrica en el campo de un monopolo eléctrico y magnético fijo. Incluye este estudio el tratamiento clásico y cuántico (basado este último en la ecuación de Schrödinger) del problema; estando el énfasis en: a) un método de determinación de los grupos clásicos de simetría y dinámico del mismo, el cual es de aplicabilidad siempre que el Hamiltoniano del sistema sea función sólo de la suma de las coordenadas de acción; b) el proceso de cuantización de la carga magnética; c) el uso de coordenadas cuadrático parabólicas. Comprende esta tesis una Introducción (en la cual se anotan y discuten los fundamentos sobre los cuales se basa la herramienta de Electromagnetismo que se usa) y los tres capítulos siguientes:
En cuanto a la notación: las coordenadas esféricas se denotan por
;
la notación para el paréntesis de Poisson y el conmutador cuántico de dos
cantidades
y
es la misma:
, pues no hay peligro de confusión. La
numeración de las fórmulas, tablas y figuras es independiente para cada seccción.
En el Texto, las referencias a fórmulas se anotan con números entre
paréntesis al nivel del renglón y las correspondientes a la Bibliografía con
números entre paréntesis encima del renglón.
Respecto al proceso de desarrollo de esta tesis, deseo expresar mi agradecimiento al Profesor Harold V. McIntosh por haberme introducido al tema y por las provechosas discusiones que hemos tenido. También, va mi reconoci- miento a la Escuela Superior de Física y Matemáticas por las facilidades con que he contado para el desarrollo de mi trabajo en la misma; hago extensivo este reconocimiento a mis Profesores (de ayer y de hoy) y a todas aquellas personas que directa o indirectamente han contribuído a la realización de este trabajo por medio de su influencia en mi formación no sólo académica.
El problema del monopolo magnético tiene una historia que puede considerarse ya como larga. El trabajo importante más antiguo sobre él es el de Poincaré [1] de 1896, en el cual estudia las órbitas resultantes en el movimiento de un electrón en el campo de un monopolo eléctrico y magnético; también en este trabajo, identifica e interpreta geométricamente las constantes del movimiento.
La causa más importante de que se haya especulado sobre la existencia de monopolos magnéticos, consiste en que no hay nada en la teoría Maxwelliana del Electromagnetismo cuya consistencia se pierda si existen: se puede elaborar una teoría electromagnética perfectamente consistente y que tome en cuenta la existencia de monopolos eléctricos y magnéticos. Esta teoría como se verá después, se basa en un conjunto de ecuaciones: desde este punto de vista, puede decirse que si ``hay lugar" en la teoría Electromagnética clásica para los monopolos magnéticos.
Además, las ecuaciones de la teoría resultante son notablemente más simétricos que las originales de Maxwell, y siempre ha satisfecho más el intelecto humano el conocimiento de estructuras de alguna manera simétricas, que el de estructuras sin simetrías aparentes [2], debido a la belleza intrínseca de las primeras. También, es bien conocido que las simetrías, en Física, implican leyes de conservación, siendo éstas las de aplicación más general y las que dan las bases para entender los fenómenos físicos [3]. Se sabe [4] que el hecho de no poder distinguir (por medio de mediciones de sus observables) entre dos situaciones de un sistema físico dado, implica la no conservación de alguna o algunas cantidades (observables) del mismo, y que el hecho contrario implica la no conservación de observables relacionadas. En el caso del Electromagnetismo, el tener el campo eléctrico como fundamentalmente distinto del campo magnético (ausencia aparente de monopolos magnéticos) implica la no conservación de alguna cantidad, el conocimiento de cuya constancia en el caso de que los campos eléctricos y magnético aparecieran simétricamente en las ecuaciones de Maxwell sería tal vez de gran utilidad en el entendimiento de la naturaleza de estos campos.
Las ecuaciones de Maxwell en ausencia de medios materiales son:
![]() |
(1) |
La fuerza de Lorents está dada por:
![]() |
(2) |
Las ecuaciones que generalizan a las anteriores al tomar en cuenta la existencia de monopolos magnéticos son las siguientes [5]:
![]() |
(3) |
Las fuerza de Lorentz generalizada está dada por:
![]() |
(4) |
En las ecuaciones anteriores, y
son las densidades de carga y corriente eléctricas,
respectivamente, siendo
la velocidad de la carga
eléctrica (o, en general, del elemento de volumen con densidad
de carga
) que da lugar a
y
son las correspondientes densidades de carga y
corriente magnéticas, respectivamente.
Es importante notar que la única base que se tiene para hacer las generalizaciones (3,4) consiste en razones de simetría. Se volverá a este punto en la conclusiones del presente trabajo.
Las ecuaciones anteriores no están referidas a ningún sistema de unidades
particular. Ya que se trabajará con unidades C.G.S. se incluirán las
ecuaciones (3) y (4) en estas unidades, pues, como representan tan sólo
generalizaciones de (1,2), no es obvia (ni única) la manera en que deben
introducirse las constantes y
que se tienen para las ecuaciones de
Maxwell en unidades Gaussianas [5]:
La fuerza de Lorentz sobre una partícula con carga eléctrica
y magnética
, moviéndose con
velocidad
en una región donde existen campos
eléctrico
y magnético
está dada
por [5]:
Con respecto a la no existencia aparente hasta hoy de monopolos magné- ticos, es pertinente hacer notar lo siguiente: las ecuaciones (3,4) son invariantes bajo la transformación [5]:
![]() |
(5) |
En lo anterior, es un ángulo arbitrario;
Pero las ecuaciones (1,2) se obtienen de las (3,4) por medio de una
transformación del tipo (5), si suponemos que toda partícula cargada tiene
carga eléctrica y magnética, de tal manera que
, con
una cantidad dada por:
![]() |
(6) |
Por lo tanto, si se cumple lo anterior, se puede tener un universo en el
cual existen cargas magnéticas, descrito por las ecuaciones de
Maxwell usadas comúnmente (1,2), o sea, en el cual no pueden
detectarse (ó, de otra manera, se detectan cada vez que se
detectan cargas eléctricas, de acuerdo con (6)). Sin embargo, no
son claras las implicaciones del resultado anterior, (que puede
ser fundamental), pues el ángulo es arbitrario, por lo
que
: según ésto, para
cualquier valor que pueda tener
en la naturaleza (en una
partícula), se puede hallar un ángulo
tal que la
carga eléctrica
asociada a la partícula
está dada por
, con
. Esto implica que
; o sea,
se puede dar una descripción de tal sistema usando las
ecuaciones de Maxwell (1,2) ordinarias. O sea, desde el punto de
vista puramente Electromagnético, de acuerdo con lo anterior,
aunque existieran partículas magnéticamente cargadas, no
podrían detectarse (siendo
su carga
magnética, se detectarían como partículas con carga
eléctrica
, con
, para algún valor
de
no determinado por los argumentos anteriores).
La literatura sobre el problema de monopolo magnético aumentó conside-rablemente a partir del trabajo de Dirac [6] sobre las restricciones cuánticas para la existencia del mismo. Los trabajos son de dos tipos principales: del primer tipo, son aquellos en los cuales se trata de dar una fundamentación teórica a la existencia o inexistencia de monopolos magnéticos (referencias 5,6,7,12), incluyendo su proposición como constituyentes de partículas elementales [18], del segundo tipo, son aquellos sobre intentos de tipo experimental para detectar monopolos magnéticos [9], la referencia [9] contiene una lista de trabajos sobre el último tipo de problema. Es particularmente interesante el método empleado en el primer trabajo de la ref. [9], se trató de determinar la existencia de monopolos magnéticos en las muestras lunares traídas a la tierra por la nave Apolo 11, en 1969, por medio del campo eléctrico que producen (el que se espera que debe producir, si las ecuaciones (3) son correctas) cuando están en movimiento. La luna es un lugar muy apropiado para buscar monopolos magnéticos si se supone que éstos forman parte también de los rayos cósmicos o que son producidos por otras partículas de éstos al tener colisiones con átomos de la superficie lunar, pues en ella prácticamente no hay erosión y, además, no tiene campo magnético (o es muy débil), el cual interferiría en el movimiento de estas partículas en el caso de que se acercaron a la tierra. Los resultados obtenidos fueron, como en el caso de los demás reportes al respecto, negativos.
En lo que sigue, se darán algunas consideraciones generales sobre el potencial del cual se obtiene el campo (supuesto) de un monopolo magnético, las cuales son de consecuencia en el desarrollo del problema.
El campo de fuerza de un monopolo magnético es muy parecido al de uno eléctrico, estando descrito por la expresión:
![]() |
(9) |
La expresión anterior se obtiene de la última de las ecs. (3) y de la
ec. (4), por un procedimiento análogo al de la obtención de la
Ley de Coulomb a partir de la de Gauss. Se anotan algunos
comentarios sobre este campo en el capítulo de
Conclusiones.
En la expresión (9), es un vector de la posición
del monopolo a la del punto de observación,
es su magnitud y
;
es la carga magnética del
monopolo y
es una constante que depende de las unidades
empleadas (puede hacerse igual a 1 escogiendo las unidades para
tales que la fuerza entre dos monopolos magnéticos
unitarios, sea unitaria a la distancia unidad, como en el caso de
unidades eléctricas C.G.S.). Es claro que, si el monopolo es
puntual,
en todo el espacio
excepto en el punto donde se encuentra dicho monopolo, por lo
cual [10], existe un ``potencial vectorial''
tal
que:
![]() |
(10) |
para todo punto del espacio, excepto aquel en el cual se encuentra el monopolo. Esto da una restricción muy importante para el tratamiento clásico del problema (y también para el tratamiento cuántico, pues éste está íntimamente ligado con el clásico y depende, para su aplicación, de la misma circunstancia: la existencia de un potencial), pues el formulismo Hamiltoniano sólo se puede usar donde la ec. (10) es válida, debido a lo siguiente:
El tratamiento Hamiltoniano depende de que sean válidas las ecuaciones de Lagrange en su forma:
![]() |
(11) |
O sea, se requiere que todas las fuerzas generalizadas que aparezcan sean
derivables de un potencial
tal que [11]:
![]() |
(12) |
Para el caso en que se tienen fuerzas electromagnéticas, se
demuestra [11] que la existencia de depende de que
exista un ``potencial vectorial"
tal que el campo
magnético
esté dado por la ecuación (10); como
ésto es posible donde no se tienen cargas magnéticas (o sea,
donde
), se tiene que se puede aplicar el
tratamiento Hamiltoniano al problema y que éste será válido
en todo el espacio excepto en los puntos donde haya monopolos
magnéticos. Si se tiene que
, con
un subconjunto
denso de
, es claro que el tratamiento Hamiltoniano no
será aplicable en todo el espacio. En términos más
físicos, si existe una región del espacio tal que
para puntos de esa región arbitrariamente
cercanos, no se puede aplicar el tratamiento Hamiltoniano en ella.
El tratamento Hamiltoniano que se usa en la versión clásica de este trabajo, se justifica por el hecho de que sólo se considera un monopolo magnético, puntual, tomando el punto que ocupa como el origen del sistema coordenado. Como el monopolo se considera fijo, el tratamiento Hamiltoniano será válido para todo el espacio, excepto el origen.
El campo de la ec.(9) se puede obtener, de acuerdo
con la ec.(10) de cualquiera de los dos potenciales siguientes [12].
![]() |
(13) |
![]() |
(14) |
En las ecs. (13,14), es un vector unitario arbitrario constante; o, sea los potenciales
,
, no están completamente determinados, pues podemos escoger cualquier dirección
; esto sugiere que el campo que se obtenga de
o
será simétrico con respecto a rotaciones. Que esto
último es cierto es evidente de la ec (9).
Ya que los ``potenciales" (13,14) dan lugar al mismo campo, o sea,
tienen el mismo rotacional, deben diferir a lo más en una
función
, tal que
existe una función
que cumple:
![]() |
(15) |
Para obtener la función , se puede trabajar con
y
en sus formas (13,14). Sin embargo, el procedimiento resulta muy largo. Se ahorra trabajo de la manera siguiente: dada la dirección
que aparece en
y
(obviamente, debe ser la misma para ambos, pues queremos relacionarlos), podemos escoger, sin pérdida de generalidad, nuestro sistema coordenado de tal manera que uno de los ejes, digamos el
, coincida en dirección y sentido con
. En este sistema coordenado (que se llamará
) se tiene que
y
toman la forma:
![]() |
(16) |
![]() |
(17) |
Es directo demostrar, entonces, que:
![]() |
(18) |
Con
. Para cualquier otro sistema coordenado
, podemos, entonces, considerar las ecuaciones de
transformación
,
,
, con lo cual tendremos que:
![]() |
(19) |
y
que aparecen en (19) no son, claro, en general, las mismas
relaciones funcionales que aparecen en (16, 17), pero la
ecuación (19) es la misma que (18). Esto demuestra que no se
pierde generalidad con la elección del sistema coordenado
.
En este trabajo, se usará el potencial dado por (16).
Es claro que, para cada norma (gauge) f, se obtendrá un potencial distinto. El
hecho de usar
obedece a que el Hamiltoniano del problema
toma una forma muy simétrica cuando se emplea (ec.(17),
sección I-C). Este potencial ha sido usado más
recientemente [8], pues en los primeros trabajos se usó
invariablemente el empleado por Dirac [6] en su trabajo de
1931:
![]() |
(20) |
se obtiene de (14) al considerar los ejes
de tal manera que
; está relacionado con
por la expresión:
![]() |
(21) |
Se sabe que el efecto de una transformación de norma se traduce en un
cambio de fase de la función de onda de un sistema [14].
Sin embargo, como se verá en el tratamiento cuántico del
problema, el efecto de una transformación de fase es profundo en
lo que a la cuantización de la carga magnética se refiere.
Usando , se obtiene una cuantización tal que
puede tomar valores
enteros o semienteros; usando
; se obtiene que
sólo puede tomar valores enteros
(
es una carga eléctrica). Se volverá a este punto en las
conclusiones de este trabajo.